¿Somos conscientes de lo que representa la música creada por esos artistas que amamos?
Navegando por los escritos de "Lucy in the sky" (http://locospornaufragar.blogspot.com/), me topé con un saludo de su parte para el majestuoso David Gilmour... De pronto, vino a mi mente una charla común: la magia, el poder, el dominio, la fuerza que los músicos ejercen y hacen nacer en nosotros...
Mientras las religiones (mi agnosticismo se antepone) tratan de cautivarnos, amenazarnos, obligarnos... Los verdaderos dioses se limitan a juntarse, trabajar unos años, sacar algunos discos y dejarlos ahí, en el inmenso y casi infinito mercado, a precios relativamente altos, para ver si algún loco realiza un esfuerzo por adquirirlos (para su alma).
¿Y qué hacemos nosotros? Presas de su encanto, corremos a comprarlos, abrirlos, escucharlos, olerlos, mirarlos, ordenarlos, sacarles la tierrita que se acumula cuando no los escuchamos por algún tiempo que no suele ser muy largo.
¿Cómo negar que son ellos quienes nos guían en innumerables momentos de nuestra vida? ¿Quién podría decir que no existe "un disco para cada momento"? ¿A quién, una canción, no lo ha ayudado en el momento más duro y no lo ha hecho llegar al ápice del disfrute durante un lapso de felicidad?
Y mejor no hablemos de los recitales y conciertos. Miles y miles de enajenados, sacando dinero de sus bolsillos, ansiosos por ver salir al escenario al artista al que tanto ansían tener cerca, tocar, oler, contar sus arrugas... Gritando, enloqueciendo, a veces saltando, a veces en paz, sentados, hablando el mismo idioma o uno diferente, transpirados o simplemente lejos de este mundo...
Pero todo esto se resume en una sola palabra: entrega. Durante esas horas, nos entregamos al músico y dejamos que él haga lo que quiera con nuestro cuerpo y nuestra alma...
Amén de lo antedicho, se apoderan de mi en este momento, restándole horas de sueño necesarias a mi cuerpo, llenando mis dedos de ganas de moverse para hacerles llegar mi sentimiento actual, intacto, sin necesidad de esperar hasta mañana...
Ellos mandan, crean, elaboran. Nosotros nos entregamos a su arte y respondemos, seguimos por ese sendero mágico que nos va trazando una de las manifestaciones más hermosas del arte: la música.
Creo que lo mismo pasó por la mente y por el corazón de "Lucy in the sky" al dedicarle ése saludo a David: amor. Permítaseme ser algo duro: tal vez sea el amor menos correspondido de su vida, pero, a juzgar por la intensidad de sus palabras, uno de los más profundos.
Recuerdos, tres obras magistrales de Deep Purple y un post de quien parece ser otra melómana suelta por el mundo, dieron origen a lo que acabo de escribir...
"La música une, manda, libera, abre mentes, nos comunica..." Los invito a seguir...
Navegando por los escritos de "Lucy in the sky" (http://locospornaufragar.blogspot.com/), me topé con un saludo de su parte para el majestuoso David Gilmour... De pronto, vino a mi mente una charla común: la magia, el poder, el dominio, la fuerza que los músicos ejercen y hacen nacer en nosotros...
Mientras las religiones (mi agnosticismo se antepone) tratan de cautivarnos, amenazarnos, obligarnos... Los verdaderos dioses se limitan a juntarse, trabajar unos años, sacar algunos discos y dejarlos ahí, en el inmenso y casi infinito mercado, a precios relativamente altos, para ver si algún loco realiza un esfuerzo por adquirirlos (para su alma).
¿Y qué hacemos nosotros? Presas de su encanto, corremos a comprarlos, abrirlos, escucharlos, olerlos, mirarlos, ordenarlos, sacarles la tierrita que se acumula cuando no los escuchamos por algún tiempo que no suele ser muy largo.
¿Cómo negar que son ellos quienes nos guían en innumerables momentos de nuestra vida? ¿Quién podría decir que no existe "un disco para cada momento"? ¿A quién, una canción, no lo ha ayudado en el momento más duro y no lo ha hecho llegar al ápice del disfrute durante un lapso de felicidad?
Y mejor no hablemos de los recitales y conciertos. Miles y miles de enajenados, sacando dinero de sus bolsillos, ansiosos por ver salir al escenario al artista al que tanto ansían tener cerca, tocar, oler, contar sus arrugas... Gritando, enloqueciendo, a veces saltando, a veces en paz, sentados, hablando el mismo idioma o uno diferente, transpirados o simplemente lejos de este mundo...
Pero todo esto se resume en una sola palabra: entrega. Durante esas horas, nos entregamos al músico y dejamos que él haga lo que quiera con nuestro cuerpo y nuestra alma...
Amén de lo antedicho, se apoderan de mi en este momento, restándole horas de sueño necesarias a mi cuerpo, llenando mis dedos de ganas de moverse para hacerles llegar mi sentimiento actual, intacto, sin necesidad de esperar hasta mañana...
Ellos mandan, crean, elaboran. Nosotros nos entregamos a su arte y respondemos, seguimos por ese sendero mágico que nos va trazando una de las manifestaciones más hermosas del arte: la música.
Creo que lo mismo pasó por la mente y por el corazón de "Lucy in the sky" al dedicarle ése saludo a David: amor. Permítaseme ser algo duro: tal vez sea el amor menos correspondido de su vida, pero, a juzgar por la intensidad de sus palabras, uno de los más profundos.
Recuerdos, tres obras magistrales de Deep Purple y un post de quien parece ser otra melómana suelta por el mundo, dieron origen a lo que acabo de escribir...
"La música une, manda, libera, abre mentes, nos comunica..." Los invito a seguir...