5 feb 2014

La ruta de los siete lagos (y algo más) en bicicleta

Un día nos decidimos y comenzamos a planear lo que luego serían unas espectaculares y diferentes vacaciones.

La idea de recorrer parte del sur argentino en bicicleta, más precisamente el tramo comprendido entre Bariloche y San Martín de los Andes, entusiasma hasta al que nunca se ha subido a una en su vida.

Para planear el viaje, fuimos recolectando información de distintos sitios, blogs de viajeros, páginas dedicadas al ciclismo, y similares. Habiendo regresado de nuestra travesía, todos estuvimos de acuerdo en que ninguna página visitada nos ofreció información suficiente, ni siquiera básica, como para emprender esta aventura. Por tal motivo, es que se me ocurrió escribir sobre lo que hemos vivido, con un fin principalmente informativo y alentador para cualquiera que tenga ganas de hacer este viaje. Invito a todos aquellos que lo hayan realizado a aportar, a través de los comentarios, cualquier consejo que crean necesario para complementar esta entrada.

Omitiré los comentarios sobre la inmensa hermosura de cada uno de los lugares recorridos, ya que eso lo descubrirán por sí solos realizando el viaje o a través de las fotos.

El viaje comienza antes de llegar

No todo empieza cuando llegamos a la ciudad de destino, sino mucho antes. Es fundamental planear el viaje con tiempo, sobre todo si se va a viajar en avión, ya que sacar el pasaje con anticipación puede significar un ahorro de dinero muy importante.
Para el caso de que se viaje en avión, la bicicleta deberá ser desarmada e introducida en una caja para bicicletas, la cual deberá estar embalada. Si bien existen muchos videos en internet, que explican cómo embalar una bicicleta, cabe mencionar que lo básico consiste en sacar la rueda delantera, el asiento, los pedales y el manubrio. Todas estas partes, debidamente precintadas para evitar que se muevan, quedan dentro de la caja, a la que le podremos adicionar el casco, para que no nos ocupe lugar en otra parte. Recomiendo comprar un espejo para bicicleta, en caso de que se vaya a pedalear por ruta, ya que resulta de excesiva utilidad. Nosotros no lo hemos utilizado y hemos sentido la falta del mismo en varias oportunidades.
Si se viaja en micro, basta con sacar la rueda delantera y los pedales, cubriendo la bicicleta con algún papel para embalar o con dos bolsas de consorcio.

Algo para resaltar: para quienes viajen en micro, es fundamental que sepan que, si bien en la mayoría de los casos, después de una leve discusión con el maletero, al que le deberán tirar algunos pesos, podrán subir la bicicleta, no están obligados a permitir que la suban, en tanto debería ser enviada por encomienda ya que no se trata de equipaje convencional que pueda ser subido al micro. Repito: es muy raro que no puedan subirla haciendo un "aporte" al maletero, pero no por eso puedo dejar de advertir este detalle.

Para quienes viajen en avión, la bicicleta podrá subirse siempre, pero puede que tengan que abonar exceso de equipaje. La reglamentación dice que si superan los 15 kg, la bicicleta se abonará como exceso de equipaje. En cuanto a nuestra experiencia personal, a la ida (saliendo desde Aeroparque -AEP-) nos cobraron el exceso de equipaje por las bicicletas, pero a la vuelta (desde San Martín de los Andes), unos empleados muy copados de la aerolínea nos dijeron que, si bien pesaban más, las podíamos llevar gratis.

Pero lo bueno es saber que, ya sea pagando el exceso de equipaje o no, la bicicleta llegará a destino.

¿Cómo llegará? Otra gran pregunta. Aquí se trata un poco de jugar con la buena o mala fortuna. En lo personal, he oído experiencias de todo tipo en cuanto a traslado de bicicletas. Nuestra experiencia fue buena, ya que las tres bicicletas que viajaron en avión, llegaron intactas. Pueden proteger las zonas críticas con algún material que crean conveniente, pero lo cierto es que nada las deja exentas de los golpes que puedan propinarles quienes cargan y descargan el equipaje. Recuerden que ellos no aman ni tratan a nuestras bicicletas como nosotros.

También es fundamental desinflar las cámaras si se viaja en avión, ya que por la presión pueden llegar a explotar y no está para nada bueno llegar a destino debiendo cambiar ambas cámaras.

Llegada a Bariloche - Traslado al hostel - Ascenso al Cerro Catedral



Arribamos a la ciudad de San Carlos de Bariloche aproximadamente a las 20:30 horas, luego de un excelente vuelo. Tras una espera bastante prolongada, llegó la combi de la empresa "Auto Jet", que contratamos en el mismo aeropuerto, que nos trasladó  hacia el hostel Achalay, con nuestras bicicletas, alforjas, carpas y bolsas de dormir.

De haber llegado más temprano, como estaba planeado antes de que la aerolínea modificara nuestro horario de vuelo, podríamos haber aprovechado la luz del día, armado nuestras bicicletas en el aeropuerto, cargado nuestras cosas y movido hasta el hostel sin problemas.

Esa misma noche, optamos por dejar las bicicletas embaladas, ir a cenar, tomar un buen descanso y armar todo al otro día.

Despertamos bastante temprano y a eso de las ocho de la mañana, ya estábamos emprendiendo el armado de nuestras bicicletas. Es fundamental tomarse el tiempo necesario para el armado de la bicicleta, asegurándose de que todas las partes queden bien ajustadas, ya que una falla en el armado puede significar una rotura y dolor de cabeza posterior. Por tal motivo, recomiendo desarmar y armar la bicicleta varias veces, antes de emprender el viaje, sobre todo si lo van a hacer solos y sin nadie cerca que pueda darles una mano. También es bueno contar con un buen portaequipajes, que soporte la cantidad de kilos que vamos a llevar sobre nuestras bicicletas, y que el mismo esté bien ajustado a nuestra bicicleta.

Luego de inflar las bicicletas y realizar algunos ajustes en los frenos de una de ellas, partimos para el Cerro Catedral, tomando la Avenida de los Pioneros en la dirección que vemos en el mapa que se encuentra debajo, hasta la única rotonda que veremos, donde deberemos girar hacia la izquierda, para luego seguir unos 6 km de subidas, para después encarar, por asfalto, el ascenso al Cerro Catedral. Si bien en el mapa figura el trazado por la Avenida Bustillo, optamos por ir por la Avenida de los Pioneros y luego volver por Bustillo, esta última muy, pero muy transitada, sobre todo en temporada de verano.


Se trata de un excelente camino para tomar contacto con las primeras cuestas y aclimatarse, sobre todo si estamos acostumbrados a pedalear sin demasiadas subidas y bajadas, en ciudades más llanas.

Una vez llegados al Cerro Catedral, optamos por tomar un buen descanso en la base para luego regresar por la bajada del Balcón de Gutierrez, un hermoso camino de tierra que, tras una leve subida, nos ofrece una impresionante bajada, con curvas y contracurvas, a medida que el Lago Gutierrez se va descubriendo a nuestro costado, desembocando en el mismo en su final, donde se puede apreciar un precioso paisaje. Luego, cruzando un pequeño puente, seguimos camino hasta la Avenida Bustillo, por la cual volvimos hasta el hostel -ubicado en el centro-, aproximadamente a las 18 horas, con un tránsito bastante importante, que por momentos no nos dejaba disfrutar como hubiéramos querido de la maravilla que teníamos a nuestra izquierda: el lago Nahuel Huapí.

Así finalizaba nuestro primer día, habiendo realizado un hermoso camino de alrededor de 50 km.

Desde Bariloche hacia Villa la Angostura. La famosa "ruta que no ofrece mayores complicaciones" y el primer contacto con la ruta 40.



Al momento de idear el recorrido, planeamos agotar los 80 km que unen Bariloche y Villa la Angostura, en un solo día, ya que en algún blog de un viajero, leímos que la ruta no ofrecía mayores complicaciones. Esto solamente es una realidad si el clima y el tránsito ayudan. En nuestro caso, salimos a pedalear un día antes de un temporal que nos tendría dos días demorados en el camping Don Horacio, un lugar fantástico, a 30 km de Villa la Angostura, donde la Sra. Angélica nos alojó y nos ofreció lo mejor de su humanidad para hacernos más que amena la estadía.

La idea original de realizar los 80 km en un día, derivó en la realidad de haber pedaleado 50 km en alrededor de siete horas, con un viento en contra mortal (nos dijeron luego que ese día había ascendido casi a 100 km/h), muchísimo tránsito en la ruta y alguna que otra lluvia por el camino.

Moraleja: consultar cómo van a ser los vientos antes de salir, y si los mismos serán a favor o en contra.

Tres días en Don Horacio y salida hacia Villa la Angostura

Luego de haber pasado tres días en el camping Don Horacio, nos despedimos de este hermoso lugar para encarar finalmente nuestro viaje hacia Villa La Angostura. Al momento de partir, el clima se presentaba agradable, como para empezar a pedalear con shorts y mangas cortas. Pero todo cambió promediando la mitad de los 30 km que nos restaban recorrer, cuando se sintió un profundo descenso de la temperatura, que terminaría en una caída de aguanieve, que enrojeció nuestros cuerpos y nos obligó a detenernos para abrigarnos de inmediato.
Finalmente, luego de algunas cuestas, llegamos a Villa la Angostura.

Bosque de Arrayanes


Una vez que llegamos a Villa la Angostura, nos alojamos en la casa de una señora, muy popular en la Villa, que aloja a pasajeros en la misma casa donde vive. Necesitábamos pasar una noche bajo techo, después de dos noches de lluvia y frío dentro de la carpa.
Al día siguiente, decidimos visitar el Bosque de Arrayanes, único en el mundo, al cual se accede por un sendero denominado "Huella Andina", de 24 km de extensión (ida y vuelta). El trayecto es más que interesante, por supuesto, de tierra, lleno de subidas y bajadas, algunas señaladas como "peligrosas", donde un gracioso cartel indica que llevemos nuestra bicicleta en la mano para descender. El primer kilómetro y medio debe realizarse con la bicicleta al hombro, ya que se accede al sendero por una escalinata. El final del camino nos deja en una preciosa bahía, donde podemos comenzar a disfrutar del maravilloso bosque.




La vuelta por el sendero me resultó más atractiva que la ida, ya que pude andar a una mayor velocidad (porque había menos peatones en el sendero) y porque hay más bajadas que subidas.

Comienzo de la ruta de los Siete Lagos - Villa la Angostura - Lago Correntoso - Lago Espejo - Lago Espejo Chico



El plan principal de recorrer un lago por día, se vio desplazado por la demora ocasionada por el temporal y por la corta distancia existente entre algunos de los lagos, lo cual hizo que nos inclináramos por acampar solamente en los Lagos Espejo Chico y Falkner. El hecho de armar y desarmar las carpas, lleva tiempo y debe ser tenido en cuenta como parte de la aventura. El hecho de hacer menos paradas en campings, nos benefició, ya que solamente tuvimos que armar las carpas en los Lagos Espejo Chico y Falkner.



Partimos desde Villa la Angostura cerca del mediodía. A los tres kilómetros, llegamos al Lago Correntoso, al cual se accede por una bajada de ripio de unos 700 metros. Estuvimos unos veinte minutos admirando su belleza y continuamos camino al Lago Espejo, por una ruta con miradores asombrosos y paisajes constantes. Hay alguna que otra cuesta importante, pero ninguna imposible ni demasiado pronunciada. El camino es agradable. Hicimos una parada en el camping libre del Lago Espejo, para tomar un poco de agua y comer algo, para luego hacer los últimos 8 km hasta el Lago Espejo Chico, de los cuales los primeros son en leve ascenso, para luego llegar a una impresionante bajada que nos depositó en el ingreso del Lago Espejo Chico. Allí acampamos y pasamos la noche.

Lago Espejo Chico - Lago Falkner - Donde el ripio es el gran protagonista



Saliendo del lago Espejo Chico, nos esperan 8 km de asfalto, hasta la bifurcación de la ruta en dos caminos, uno que va hacia Villa Traful y otro que va hacia San Martín de los Andes. Tomamos este último y a los pocos metros, nos encontramos con el comienzo de un tramo de ripio muy lindo para pedalear, que deberemos atravesar y el cual consta de unos 30 km. Para este tramo, es indispensable ajustar bien todo nuestro equipaje y asegurarse de que nada se mueva demasiado, ya que los "serruchitos" pueden desestabilizar nuestra bicicleta y que se enganche una alforja o se caiga algo sobre la rueda, podría resultar peligroso.



También es fundamental llevar lentes. Si bien a lo largo de todo el recorrido debemos llevarlos puestos, tanto como los guantes, en ese tramo resulta de extrema importancia, ya que en caso de no tenerlos, con el tránsito vehicular, no tardarán en llenarse nuestros ojos de tierra, impidiéndonos pedalear con normalidad.
Una vez finalizado el arduo tramo de ripio, una bajada preciosa nos deposita en el lago Falkner, que cuenta con un excelente camping, que resultó el preferido de todos los viajeros, con una excelente vista.

Lago Falkner - Lago Hermoso - Lago Machónico - Lago Lacar - San Martín de los Andes



Luego de dos días completos en el Falkner, partimos para San Martín de los Andes, dispuestos a realizar los últimos 45 km del recorrido de la ruta de los Siete Lagos, en un día.

Esta vez, lo logramos, con creces.



Los últimos 45 km son un verdadero encanto. Además de pasar por el Lago Hermoso y el Machónico, la ruta ofrece un paisaje constante y dinámico, que no deja de maravillarnos. Los primeros 20 km de recorrido no ofrecen ninguna dificultad. Las pocas cuestas que encontramos, se suben fácilmente gracias al impulso de las bajadas. Al llegar al cartel que nos indica que tenemos a San Martín de los Andes a 25 km, luego de una excelente bajada, tendremos unos kilómetros de cuesta ascendente, de dificultad media-elevada.



Pero todo vale la pena cuando llegamos al mirador del Pil Pil, el último de la ruta de los Siete Lagos, que es la antesala de la parte más hermosa de todo el recorrido: 15 km de constante bajada, con el Lacar descubriéndose a nuestra izquierda. Gritos y lágrimas de emoción no se hacen esperar en este tramo, donde el premio por los casi 300 km realizados llega. Solamente estos 15 km alcanzan para justificar todos los esfuerzos que puede demandar este viaje y todos los contratiempos que podamos llegar a tener que superar.

Una vez llegados a San Martín de los Andes, nos alojamos en el Hostel La Colorada, donde pasamos cuatro días de descanso previo a la vuelta a Buenos Aires.

Un viaje sin igual.



CONSEJOS:

Más allá del relato del recorrido realizado, me parece importantísimo dejarles una serie de consejos a todos aquellos que quieran animarse a hacer este viaje, sobre todo si es la primera vez que lo hacen en bicicleta.

  • Embalar la bici ajustando todas sus piezas, tratando de que nada quede suelto dentro de la caja.
  • Llevar todas las herramientas necesarias para su armado y desarmado. Hay unas muy buenas que contienen todas las herramientas necesarias para la bicicleta, en una sola herramienta. Resultan muy útiles.
  • Utilizar guantes y lentes. Llevar, por lo menos, dos cámaras de repuesto, inflador, tensores para las carpas, bolsas de dormir y alforjas. Una cadena de repuesto, también podría ayudar, pero no es indispensable.
  • No planificar tramos excesivamente extensos sin antes cotejar alternativas para parar a mitad de camino por cualquier inconveniente.
  • Llevar algún material para poder cubrir las bicicletas, evitando que queden a la intemperie.
  • Cotejar que el manubrio no se desajuste y, en caso de que haga algún juego, ajustarlo con una llave.
  • Llevar siempre agua y alimentos como barras de cereal, nueces o almendras. En caso de que nos quedemos sin agua, podemos tomar o llenar nuestras botellas con agua de los lagos.
  • Tratar de salir lo más temprano posible a pedalear. El límite debería ser el mediodía.
  • Consultar cómo vienen los vientos. Si no nos resulta posible por no tener señal, en caso de que sea notorio el viento en contra y, si el tiempo lo permite, postergar el pedaleo.
  • Cuando el cuerpo lo pida, detenerse. Si una cuesta es demasiado pronunciada, hacerla caminando. No es bueno quemar piernas. El camino debe disfrutarse y no convertirse en un padecimiento.
  • Acostumbrarse a pedalear con peso sobre la bicicleta. Recorrer algunos kilómetros con alforjas antes del viaje. Andar con peso detrás, no es lo mismo que no llevarlo. La bicicleta pierde algo de estabilidad y las curvas deben ser encaradas con más precaución que de costumbre.
  • Llevar un cubrealforjas o introducir la ropa en bolsas de consorcio, para evitar que se moje en caso de que nos agarre la lluvia. En la montaña, nunca sabremos cuándo puede largarse un chaparrón, y llegar al próximo camping con toda la ropa mojada, puede hacernos poner de bastante mal humor.
  • Si el viaje se planea en grupo, y cada uno posee ritmos de pedaleo distintos, cada uno debe ir a su ritmo, según lo que su cuerpo le permita. No es bueno obligar a los demás a adaptarse al ritmo de uno, ya sea más lento o más rápido. No seguir nuestro ritmo natural puede lastimarnos. Los caminos que recorrimos son poblados y nadie está solo en esa ruta. Siempre alguien puede ayudarnos en caso de que nos pase algo. Si todos llevan el mismo ritmo por estar entrenados en conjunto, mucho mejor.
  • Acostumbrarse previamente a andar en ruta si es que nunca lo han hecho. No es lo mismo que andar por la ciudad. La concentración requerida es mayor. Los automóviles pasan a velocidades muy altas, muy cerca nuestro, produciendo un leve "empujón" en nuestra contra. Estar atento a las bocinas de los camiones y prestar muchísima atención cuando tengamos un camión de frente y otro detrás nuestro.
  • Realizar el recorrido desde Villa la Angostura hacia San Martín de los Andes y no a la inversa. En caso de hacerlo en el sentido contrario, arrancaríamos con 15 km de cuesta ascendente que nos jugarían una verdadera mala pasada.
  • Planear el recorrido en menos días de los que tengas en total para tomarte. Siempre es conveniente dejar tres o cuatro días de resto, al final, por si es necesario detenerse por alguna razón, más de lo planeado.
  • No guiarse por la cantidad de kilómetros a recorrer, sino por la calidad del camino. Para ser gráfico, los últimos 45 km desde el Lago Falkner hasta San Martín de los Andes, resultan mucho menos cansadores que tramos de 5 o 6 km con cuesta ascendente pronunciada.
  • Para embalar la bicicleta a la vuelta, encontramos una bicicletería, sobre la calle Elordi, en San Martín de los Andes, que realiza "servicio de embalaje". Llevás tu bicicleta armada, y por ochenta pesos te la embala y envía al hostel o a la terminal (si te vas en micro).
  • Siempre saludá a los otros ciclistas y preguntales si necesitan algo. 
Espero que les resulte útil este relato. Invito a todos a sumar todos aquellos consejos que crean necesarios.


Actualización 24/1/2024. Por cualquier comentario o requerimiento de información, escribirme a leonelciliberto@gmail.com, ya que Blogspot dejó de notificarme acerca de la existencia de nuevos comentarios.