21 oct 2010

¡Viva la queja! (que no me aqueja)

Día a día, observando, caemos en la triste y mediocre realidad social en que vivimos: nos gusta pedir y protestar por aquello que no implique un esfuerzo personal... Y mientras escribo "nos gusta", me arrepiento, porque debería decir "les gusta", en tanto no pertenezco (con orgullo) a ese grupo de personas. Pero vamos a dejarlo así...
¿Cuál es la consigna diaria? Repetir hasta el hartazgo que las cosas tienen que cambiar, pero con una estrategia maquiavélica que subyace, con sumo cuidado de reclamar por una causa que implique un cambio en cada uno de nosotros... Entonces, ¿Qué pedimos? Y... Vamos a pedir seguridad. Total, no tenemos ningún familiar metido en la delincuencia, y si lo tenemos, nos hacemos los otarios... ¿Estoy dando a entender que no existen hechos delictivos? La respuesta es no. Claramente existen, desde que el hombre es hombre. Los vemos, nos uentan y hasta llegamos a sufrirlos en carne propia. Pero cuando vamos a las estadísticas, leemos que el índice de muertes por accidentes de tránsito supera en un 800% al índice de muertos por homicidios en ocasión de robo. Ni hablar de la mortalidad infantil, que es lo que "nos está matando a todos". Claro, si sabemos entender quienes están incluídos en el concepto "todos". Porque si creemos que se circunscribe a un grupo acotado de personas, estamos muy mal, queridos amigos...

Pero, volviendo al inicio, impulsar un cambio sabiendo que tenemos que empezar a ser respetuosos y solidarios, suena a que nos va a costar mucho, a que vamos a tener que trabajar en serio para lograrlo, a que vamos a tener que empezar a aportar el granito de arena... Entonces, mejor, nos quejamos por otras cosas...



Before you accuse me, take a look at yourself...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me hiciste pensar en lo que pasó hace poco en Chile, en el rescate de los mineros. El país entero se unió en un solo grito. Todo un modelo.