Las bocinas de los autos deberían venir con una cantidad determinada de bocinazos para utilizar. Algo así como cien bocinazos disponibles, luego de los cuales haya que recargarlas. Deberían venderse paquetes de cien bocinazos, a un precio mínimo de mil pesos, pagaderos al contado y en efectivo.
Sería la única forma efectiva de lograr que cada energúmeno piense más de una vez antes de acostarse arriba de su bocina para mantenerla presionada durante siete u ocho segundos, sobre todo cuando tiene veinte autos más adelante y la aprieta como si con ese acto fueran a desaparecer todos los demás coches para cederle el paso.
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