Ya era tiempo de recuperar aquellas canciones regaladas.
Dicen por ahí que los regalos no se piden, pero en este caso particular carece de sentido que sigan perteneciendo a quienes no los merecen, no entendiendo al merecimiento como justificativo, sino como una circunstancia que otrora existía, cuando el corazón creía que obsequiar esa composición era lo indicado.
Afortunadamente existe la razón, que nos permite darnos cuenta de lo ingenuos que fuimos, permitiendo que ríamos de nosotros mismos.
Ahora, esas preciosas canciones que hasta hace muy poco tiempo gozaban de una injustificada exclusividad, vuelven a pertenecer a todos los amores, que como señala el Negro Dolina, uno encuentra en todas esas vidas que quiere vivir, sin conformarse con vivir solamente una.
Dicen por ahí que los regalos no se piden, pero en este caso particular carece de sentido que sigan perteneciendo a quienes no los merecen, no entendiendo al merecimiento como justificativo, sino como una circunstancia que otrora existía, cuando el corazón creía que obsequiar esa composición era lo indicado.
Afortunadamente existe la razón, que nos permite darnos cuenta de lo ingenuos que fuimos, permitiendo que ríamos de nosotros mismos.
Ahora, esas preciosas canciones que hasta hace muy poco tiempo gozaban de una injustificada exclusividad, vuelven a pertenecer a todos los amores, que como señala el Negro Dolina, uno encuentra en todas esas vidas que quiere vivir, sin conformarse con vivir solamente una.
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