Cuando nos sentamos a leer un libro, ¿elegimos cualquier capítulo al azar, para leerlo y dejarlo, o empezamos por el principio y terminamos por el final para nutrirnos gracias a la obra en su conjunto?
Cuando admiramos una pintura, ¿la observamos en su totalidad o nos dedicamos a mirar sólo una pequeña parte?
Entonces, cuando escuchamos música, ¿por qué deberíamos optar por las canciones sueltas en lugar de reproducir el disco desde la primera hasta la última canción?
No dejemos morir al disco, al concepto, a lo que el artista quiso dejarnos plasmado en su trabajo realizado.
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